lunes, 12 de marzo de 2018

ayer

Ayer fue un día de plomo, sin aplomo. Saliendo lentamente de la dichosa gripe, conectando con las familias del fatídico 11M, desde el corazón, añadiendo estupefacción a la triste noticia de Gabriel. 

Hoy siento mareo, visceral, desde las entrañas. Estos días de fiebre he pensado mucho en ti, Ramon, en tu larga enfermedad, en vuestra paciencia y fortaleza hasta el último aliento. 

También habéis pasado por mi mente los padres, madres e hijos de nuestro Team Pedernal, y todas las personas fuertes y luchadoras ante tanto dolor #koalcancer. Os admiro y os quiero, mucho.

Quiero ser positiva y conectar con la parte buena de mi misma y del mundo, pero me está costando, siento un nudo en la garganta y ni siquiera lloro. Dejo que pasen las horas intentando digerir las emociones. Sobretodo las de madre, que parecen solapar cualquier otro aspecto de mi vida.

Todo es temporal, menos la muerte, que viene siendo definitiva.

Procuraré acortar distancias con la mujer fuerte que llevo dentro y recuperar vitalidad y energía. De momento me da tos, mucha. Y cansancio, de ese que dificulta la acción. Estoy sensible, llevo 6 días sin salir de casa (con lo callejera que suelo ser) y ni puñeteras ganas de salir ni de hablar ni ver a casi nadie.

Me siento tan pequeñita como cuando paso entre esas montañas enormes, las que me llevan a mi segundo hogar, ese que está tan alto que ahora siento inaccesible, como si estuviera más lejos que nunca. 

Me gustaría contaros anécdotas divertidas, utilizando mi ironía de antaño (ande andará). Lo siento compis de vida, ahora mismo es lo que hay, necesito expresar mis pensamientos, sentimientos, emociones, vivencias... con todas las personas que tenéis la paciencia y valentía de seguir mi blog. Gracias!


 Los "te quiero" en vida, como las flores (y los bombones).



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